Si piensas detenidamente en los mitos griegos que nos enseñaron cuando niños, te vendrá a la memoria uno de los más famosos: el del Laberinto del Minotauro. Además de esta criatura mágica, lo que más destacaba del relato era aquella construcción abigarrada donde resultaba muy fácil perderse y extremadamente difícil hallar la salida. Vale entonces preguntarse si existía un lugar tan extraordinario como aquel, para entonces inferir con una respuesta alentadora: se trataba del Palacio de Cnosos en Creta.
Si piensas detenidamente en los mitos griegos que nos enseñaron cuando niños, te vendrá a la memoria uno de los más famosos: el del Laberinto del Minotauro. Además de esta criatura mágica, lo que más destacaba del relato era aquella construcción abigarrada donde resultaba muy fácil perderse y extremadamente difícil hallar la salida. Vale entonces preguntarse si existía un lugar tan extraordinario como aquel, para entonces inferir con una respuesta alentadora: se trataba del Palacio de Cnosos en Creta.
Creta es una isla ubicada en el Mediterráneo, a los pies de Grecia, donde se desarrolló una impresionante civilización, la minoica, en el segundo milenio A.C. A juzgar por los estudios arqueológicos, su avance cultural fue extraordinario, llegando a construirse el Palacio de Cnosos, una edificación portentosa, que disponía de alrededor de 1500 habitaciones, más de una entrada, diversos pórticos, salones diversos y, especialmente, tesoros y excelentes obras de arte.
El primer misterio de este lugar es el origen de sus creadores. Se piensa que procedían del Asia Menor, pero como no se ha logrado descifrar del todo lo que dejaron escrito, los enigmas siguen perturbando a los investigadores. Por otra parte, si bien poseían considerables riquezas y bienes, sus ciudades carecían de defensas. Tan es así que el propio Palacio de Cnosos está rodeado por un simple muro, sin valor de fortificación alguno. ¿No era acaso necesario?
Tampoco se sabe a ciencia cierta cuál era la relación de los minoicos con los toros. Por las pinturas halladas en sus paredes, se cree que practicaban una actividad que podríamos denominar "saltar el toro"; sin embargo, tampoco hay ninguna otra referencia al hecho, que no sean las leyendas transmitidas oralmente sobre el mítico Minotauro.
Hay evidencias de que esta civilización veneraba a la naturaleza, pero al mismo tiempo se han encontrado muchos restos de niños a todas luces masacrados, lo cual sugiere la posibilidad de que practicaran el sacrificio humano o incluso el canibalismo.
Para coronar lo misterioso que resulta este imponente palacio lleno de corredores y estancias, resulta que la civilización minoica que lo habitaba no evolucionó a lo largo del tiempo, como ocurre de manera natural, sino que simplemente desapareció. Hay hipótesis de que sucumbió ante un terremoto y con ello se destruyó el Palacio de Cnosos, pero no parece quedar rastro alguno de ello que permita corroborarlo.
De cualquier manera, la complejidad arquitectónica de esta construcción y el culto evidente a la figura taurina son dos grandes elementos que, ante la presencia en todo el mar Egeo de la leyenda del Minotauro, nos hacen cuestionarnos si en verdad no habrá sido este gran Palacio de Cnosos el famoso Laberinto de Creta.
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