Las amapolas son de las flores más hermosas que pueden engalanar un jardín, sin embargo, pocos son los que las tienen e incluso algunos lo hacen en secreto. La pregunta surge sola ¿por qué?
Las amapolas son de las flores más hermosas que pueden engalanar un jardín, sin embargo, pocos son los que las tienen e incluso algunos lo hacen en secreto. La pregunta surge sola ¿por qué?
Desde hace mucho tiempo existe una leyenda urbana que habla de la estrecha relación entre las amapolas y el opio. Se dice que el opio, se extrae de estas llamativas plantas cuyos pétalos son de color rojo.
A lo largo de los años muchas son las historias que hablan de como personas se han intoxicado simplemente oliendo amapolas. Esto ha hecho que la mayoría de las personas que las ven en sus jardines las arranquen por temor sobretodo a que puedan actuar sobre algún menor de edad. Pero el verdadero motivo es que la mayoría de los gobiernos prohíben estas flores y nadie quiere ser apercibido por cultivarlas.
Pero la amapola paga precio a una confusión. Su parecido con otra planta llamada comúnmente adormidera (nombre científico papaver somniferum) es la que la condena. Esta planta tiene hojas o pétalos blancos, rosáceas o violeta claro, pero no de color rojo.
De la adormidera si que se extrae opio puesto que cuenta con una muy buena cantidad de alcaloides como la morfina, la papaverina o la codeína.
Sobre la amapola lo cierto es que puede ser venenosa si la ingieren algunos animales, pero si se cuece carece de toxicidad. Es cierto que cuenta con alcaloides sedantes, por eso las mujeres mayores sulen poner sus hojas bajo la almohada para dormir mejor, e incluso algunas preparan té para tranquilizarse o atacar el insomnio o la ansiedad.
En resumen, las amapolas rojas, pagan precio a la fama de una prima cercana, la adormidera, no condenemos a la vieja vecina que aún tiene algunas en su jardín.
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He cultivado amapolas en mi jardín, no solo rojas, y he tenido que aclararle a las visitas que yo no tenía nada que ver con el Chapo Guzmán ni con Pablo Escobar y esas cosas, porque eran plantas diferentes, mis amapolas y las adormideras. Me encantó el blog.
ResponderEliminarPues mira, esta es mi flor preferida después del azahar, claro y pasaba horas en los campos de amapolas enrabietada porque sus hojas se marchitaban y caían casi al tiempo de tomarlas, así que hubo un día en que decidí que lo mejor era sentarse en el suelo a su altura para contemplarlas vivas. Este reportaje me trajo muy lindos recuerdos, gracias, un saludo Alex
ResponderEliminarDe pequeña me encantaba recoger amapolas del campo. No sabía la diferencia entre las amapolas y las dormideras. Muy entretenido el artículo. UN abrazo Alex
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