Si retrocedemos en el tiempos unos dos mil millones de años atrás podemos apreciar el proceso de formación de la Tierra en un período que los científicos llaman Precámbrico. Iniciando lo que más tarde sería una de las cadenas montañosas más altas del planeta, divisamos un macizo de arenisca que aún no alcanza sus dimensiones actuales, pero aun así es magistral. Con el transcurso del tiempo se convertirá en un lugar increíble, perdido en las profundidades de cielo, se trata del Monte Roraima, el abuelo de los cerros del mundo.
Si retrocedemos en el tiempos unos dos mil millones de años atrás podemos apreciar el proceso de formación de la Tierra en un período que los científicos llaman Precámbrico. Iniciando lo que más tarde sería una de las cadenas montañosas más altas del planeta, divisamos un macizo de arenisca que aún no alcanza sus dimensiones actuales, pero aun así es magistral. Con el transcurso del tiempo se convertirá en un lugar increíble, perdido en las profundidades de cielo, se trata del Monte Roraima, el abuelo de los cerros del mundo.
El nombre de esta elevación de más de 2500 metros altura –ubicada mayormente en Venezuela– significa en lengua pemonen Madre de las Aguas, ya que desde ella se abisman distintas cascadas. Lo más sorprendente del Monte Roraima es su estructura angulosa. Lejos de ser una montaña típica, como estamos acostumbrados a ver, de lados redondeados, esta se nos muestra en forma tabular, o sea, resulta una gran meseta de lados perpendiculares que se deslizan abruptamente hacia la tierra, con una cima totalmente plana.
También resulta interesante el hecho de que este cerro se eleve en medio de la selva venezolana y se encuentre repleta de cuevas, saltos, piedras envueltas en musgo, cristales de cuarzo, fuentes de oro, formaciones diversas, sin mencionar que posee una biodiversidad rica, parte del corazón vital de nuestro planeta.
Pero lo más sorprendente del Monte Roraima, que lo hace profundamente misterioso, es que desde los tiempos prehispánicos, se le conoce como un lugar de visitas de seres de otros mundos. Sus características –gran altitud y cima lisa– lo hacen un lugar ideal para el aterrizaje de naves.
En la actualidad muchos estudiosos de este tipo de fenómenos refieren haber sido testigos de avistamientos ovnis. Las leyendas indígenas, asimismo, relatan cómo un indio fue llevado en una nave alienígena al interior del Roraima.
¿Verdad o fantasía? Habrá que esperar a que se confirmen alguna vez estas especulaciones. En cualquier caso, si quieres visitar un lugar antiguo, lleno de secretos y maravillas, donde dar rienda suelta a la imaginación, te invito a acompañarme ya mismo al Monte Roraima, el abuelo de los cerros del mundo.
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