Estoy segura que, igual que me sucede a mí, muchos de nuestros lectores que gustan del mundo de la imaginación sienten placer en conocer los distintos mitos que la humanidad ha creado por todo el planeta a lo largo del tiempo. Es por ello que hoy les traigo una leyenda maravillosa perteneciente al folclor eslavo, que forma parte de las tradiciones rusas pero que también tiene una vigencia muy fuerte entre la gente. Hoy vamos a conocer la leyenda de la bruja Baba Yaga.
Estoy segura que, igual que me sucede a mí, muchos de nuestros lectores que gustan del mundo de la imaginación sienten placer en conocer los distintos mitos que la humanidad ha creado por todo el planeta a lo largo del tiempo. Es por ello que hoy les traigo una leyenda maravillosa perteneciente al folclor eslavo, que forma parte de las tradiciones rusas pero que también tiene una vigencia muy fuerte entre la gente. Hoy vamos a conocer la leyenda de la bruja Baba Yaga.
Para quienes no están familiarizados con este personaje, les diré que se trata de una bruja como la de todos los cuentos: horripilante, malévola, retorcida y fea. Es la leyenda urbana que se usa en Rusia y otras zonas aledañas para atemorizar a los niños que no se portan bien, una suerte de coco ejemplarizante del cual se valen los padres para mantener a raya a sus pequeños.
Pero ¿qué es lo que tiene de peculiar nuestra Baba Yaga, que la distingue del resto de las brujas perversas? Algo extraordinario sin dudas: este personaje, más que destinado a asustar a las personas, existe para servir de guardián en la frontera que divide el mundo de los seres humanos y el de los espíritus. Así pues, ha sido dotada de la capacidad de la negociación, cualidad que permite a los mortales tener algo de control sobre la realidad.
Otra característica muy interesante es que Baba Yaga gusta de compartir sus secretos de brujería con las mujeres, lo cual sin dudas simboliza el valor de las tradiciones y de la transmisión de valores en los pueblos. La mayoría de los remedios a base de plantas naturales para curar enfermedades, aliviar dolencias, ayudar con el destino, entre otros, han sido, según esta leyenda, un legado de tan siniestro personaje.
Quienes han visto a la bruja Baba Yaga refieren que además de flaca, huesuda, poco agraciada, vieja y desdentada, posee los pechos de piedra y gusta de trasladarse en alfombras voladoras o en una gran cesta de la cual cuelgan diversos símbolos de la brujería: calaveras, huesos, cabezas decapitadas, etc.
Vuela por los aires y con su hechicería demuele todo lo que hay a su paso. Es por eso que hasta los árboles se asustan al verla, y es precedida por un viento arremolinado y estruendoso. Olfatea profundamente y ¡ay de quien se atraviese en su camino!: sus esperanzas de vivir para contarlo penderán de un hilo.
Baba Yaga vive en una casa de madera que se eleva sobre las patas de una gallina. Es su universo y centro de poder, donde prepara pociones y hechizos que luego aplicará acertadamente. Este hogar se halla a medio camino entre el mundo de los vivos y el inframundo, una clara alegoría a nuestro propia psiquis.
Muchas fábulas y relatos se han tejido a lo largo del tiempo que colocan en su centro a tan espectacular figura imaginaria. Y, sin dudas, la leyenda de la bruja Baba Yaga ha trascendido pueblos y ciudades, convirtiéndose en uno de los mitos rusos más fabulosos de la imaginería popular.
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No me pareció la bruja más mala de todas, quizás porque comparte sus secretos, aunque no me apetecería nada encontrármela. Muy buena leyenda
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