Caminaba por las sendas oscuras del bosque, el que recorría a diario sin mayores sobresaltos, en paz hablando con los árboles que acompañan mi deambular, escuchando los sonidos que la noche puede traer, los búhos que a lo lejos ululan sin parar y los grillos su cantar. En mi andar encontré una caja con dos cerrojos un lado es de un blanco que deslumbra la mirada, el otro negro como la noche más oscura. No sé porqué tuve el instinto de llevarme esa caja conmigo.
Caminaba por las sendas oscuras del bosque, el que recorría a diario sin mayores sobresaltos, en paz hablando con los árboles que acompañan mi deambular, escuchando los sonidos que la noche puede traer, los búhos que a lo lejos ululan sin parar y los grillos su cantar. En mi andar encontré una caja con dos cerrojos: un lado era de un blanco que deslumbraba la mirada, el otro negro como la noche más oscura. No sé porqué tuve el instinto de llevarme esa caja conmigo.
Desde el momento que la tomé sentí como una corriente subía por mi cuerpo, era una sensación de poder, como sentir un estallido en el cuerpo que marca un cambio radical a los acontecimientos que van a suceder de ahora en más. Me empezó a obsesionar la idea de abrir la caja y encontrar los tesoros que podía tener dentro, me imaginé lleno de oro y de riquezas si lograba abrir sus cerrojos.
Los días y las noches me las pasaba pegado a ese artefacto de madera, ya ni siquiera me enceguecía el blanco del lado izquierdo de la caja, ya no me perdía en la negrura de su oscuridad tampoco, era como si el contraste de color ya no me molestara. No sé cuántos días pasé sin levantarme intentando con cualquier objeto a mi alcance abrir esos malditos cerrojos que no cedían ante nada.
En el proceso no me percaté como la caja dejaba de ser blanca para volverse cada día más negra, no le di importancia a que la gente fuera preocupada a buscarme para saber si me había pasado algo, y yo cada día los recibía más huraña y de lo único que hablaba era de esa diabólica caja que había encontrado en el bosque.
Cuando la caja por fin se volvió negra por completo, alimentada por mi obsesión y ansias de riqueza sus cerrojos por fin cedieron y cuando logré abrirla, lo único que salió fue una especie de niebla negra que cubrió por completo el pueblo, intente cerrarla, intente retener esa oscuridad pero nada funcionó.
Desde ese día los animales han escapado, los sembrados han muerto, y la gente anda por las calles llorando sus penas o haciendo fechorías; ya nadie es feliz, principalmente yo que fui la culpable de traer la desolación y desesperanza a mi alrededor. Ahora debo morir a ver si así la caja se vuelve a cerrar y todo vuelva a la normalidad, espero llevarme a la tumba la desolación, si no por lo menos yo escapar de este lugar.
Desde ese día los animales han escapado, los sembrados han muerto, y la gente anda por las calles llorando sus penas o haciendo fechorías; ya nadie es feliz, principalmente yo que fui la culpable de traer la desolación y desesperanza a mi alrededor. Ahora debo morir a ver si así la caja se vuelve a cerrar y todo vuelva a la normalidad, espero llevarme a la tumba la desolación, si no por lo menos yo escapar de este lugar.
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