Si tuviéramos la posibilidad de preguntarle a un fantasma cuáles son los lugares favoritos de su especie, estoy segura de que respondería sin dudar: las abadías. Estos son sitios asociados por lo general con misterios y apariciones, con espectros desconocidos que deambulan por oscuras galerías. Tal es el caso ―como bien saben los lugareños del poblado de Boroughbridge ― de la Abadía de Rielvaux, situada en Inglaterra, al norte de Yorkshire.
Si tuviéramos la posibilidad de preguntarle a un fantasma cuáles son los lugares favoritos de su especie, estoy segura de que respondería sin dudar: las abadías. Estos son sitios asociados por lo general con misterios y apariciones, con espectros desconocidos que deambulan por oscuras galerías. Tal es el caso ―como bien saben los lugareños del poblado de Boroughbridge ― de la Abadía de Rielvaux, situada en Inglaterra, al norte de Yorkshire.
Esta edificación tiene una extraña historia. Su construcción se inicia en el siglo XII por monjes de la orden católica de los cistercienses. Buscaban diseminarse en la gran isla y ¿qué mejor lugar que una región alejada, donde poder lograr un buen retiro para el culto y la meditación?
Se cuenta que fue muy próspera pues la zona es fértil y abundan colinas y afluentes, tanto que llegó a ser una de las más ricas del país. Aun así, parece que ya desde sus comienzos acaecían fenómenos extraños: a sus habitantes les invadían estados de depresión profunda que contagiaban a cualquiera que por allí pasase.
Con el transcurrir del tiempo, eventos terribles como las epidemias que azotaron el medioevo o los asaltos de los escoceses, así como la decisión de Enrique XVIII de disolverla, terminaron por hacer de ella un espacio abandonado, donde solo las ruinas nos hablan de toda la belleza que una vez se levantó allí.
En nuestros días, dos son los misterios más profundos que alberga la Abadía de Rielvaux: diversas personas afirman haber escuchado un sonido de campanas desde el centro mismo de la edificación, algo que no esperaríamos de un lugar donde ya hace mucho tiempo que no existen tales objetos.
Y por otra parte, se dice que se ha visto pasar entre las vacías ruinas de la abadía el espectro de un monje rodeado de neblina. Se ignora de quién puede tratarse y por qué se le ha condenado a vagar eternamente.
El enigma persiste y ni siquiera la imaginación popular ha logrado develar quién deambula aún por la Abadía de Rielvaux y si es el responsable de que doblen las campanas. En cualquier caso es un lugar interesante que no deberíamos dejar de visitar.
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