Uno de los centros taoístas más importantes del mundo se encuentra en el Monte Sanqinq de China, hermoso y místico lugar que por hallarse rodeado de brumas puede ser considerado ―y así lo refleja un proverbio chino― un hogar entre las nubes, el lugar irreal donde el viajero se hace uno con el universo.
Uno de los centros taoístas más importantes del mundo se encuentra en el Monte Sanqinq de China, hermoso y místico lugar que por hallarse rodeado de brumas puede ser considerado ―y así lo refleja un proverbio chino― un hogar entre las nubes, el lugar irreal donde el viajero se hace uno con el universo.
Con una altura que casi alcanza los 2000 metros, esta elevación parece bendecida por los dioses. Las precipitaciones son finas y constantes, lo que mantiene un clima húmedo propicio para el desarrollo de los ecosistemas que allí florecen, así como un ambiente neblinoso que remeda un paraje divino.
El monte está dividido en tres pináculos, formados de granito y cubiertos de una profusa y verde vegetación. En ellos se pueden ubicar diversos saltos y lagos de agua cristalina. La belleza del lugar es tal que cualquiera puede encontrar allí la armonía que su espíritu necesita.
Precisamente, una de las fuentes de esta región ha sido centro de leyendas. Se trata de un pozo milagroso del cual se cuenta que sus aguas bendicen a quien las bebe con la inmortalidad. Los taoístas la utilizan como elemento básico de algunas de sus pociones para otorgar el don de la vida eterna.
Pero si seguimos avanzando por entre las nubes que besan el monte Sanqinq, encontraremos donde menos podamos imaginarnos un sinfín de templos taoístas, cada cual con su altar propio y situado en posiciones estratégicas desde el punto de vista del fengshui, excelente manera de disponer las construcciones para que se canalicen adecuadamente las energías del entorno.
Otra de las maravillas que hacen de este lugar un sitio legendario es que en la misma medida en que se asciende el viajero se ve envuelto en las brumas, hecho que le granjea al monte la denominación de "escalera hacia el cielo".
Contemplar y experimentar la unión de las brumas con las cumbres es una sensación celestial irrepetible. Y se sea seguidor o no de la filosofía taoísta, se crea o no en los poderes curativos del agua milagrosa, así como en otras leyendas de la zona, lo cierto es que al alcanzar el Monte Sanqinq en China nadie dudará que por fin haya encontrado un hogar entre las nubes.
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Pues ahí me voy a tener que ir, a ver si me encuentro. Menudo lugar...
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