En un pueblito de la ciudad mexicana de Guadalajara, de nombre Belén, circula una extraña historia que puede asustar al más ecuánime de los mortales. Les hablo de la famosa leyenda urbana del árbol del vampiro. Este se encuentra ubicado en un panteón del cementerio y parece surgir de las mismas entrañas de una lápida.
En un pueblito de la ciudad mexicana de Guadalajara, de nombre Belén, circula una extraña historia que puede asustar al más ecuánime de los mortales. Les hablo de la famosa leyenda urbana del árbol del vampiro. Este se encuentra ubicado en un panteón del cementerio y parece surgir de las mismas entrañas de una lápida.
Cuentan los lugareños que durante el siglo XVIII, llegó procedente de Europa un señor adinerado y de extrañas maneras, quien no parecía salir nunca de casa durante el día. Justamente entonces comenzaron a verse por todo el pueblo, cuerpos de animales muertos, en los que el detalle más distintivo consistía en una herida limpia en el cuello y el hecho de que se les encontraba desangrados.
Estos incidentes fueron explicados de manera racional, seguramente algún perro rabioso o fiera aledaña habría hecho de las suyas, pero la cosa cambió de tono precisamente cuando aparecieron cadáveres humanos mostrando las mismas condiciones, lo cual llevó a la gente a sospechar del forastero.
Procurando evitar males mayores, los pobladores decidieron darle caza al vampiro y matarlo. Una noche tenebrosa, como suelen ser las noches de todas las leyendas, se reunieron los hombres de Belén para tenderle una trampa al malévolo ser. Una vez sujeto, uno de los lugareños le encajó bien profundo en el corazón una estaca de madera.
Hubo miedo general a que el vampiro pudiera resucitar ―algo común en este tipo de criaturas― si se le sacaba la estaca, de tal modo que el trozo de madera quedó allí clavado y el cuerpo fue enterrado en el panteón del pueblo.
Pero he aquí que un buen ―o mal― día, aconteció algo extraordinario: de la lápida comenzó a brotar una rama que fue creciendo hasta hacerse un árbol gigantesco. Como si no bastara, algunos aseguran que al tratar de cortarla, la planta rompía a sangrar, indicando que se trataba del espíritu del chupa sangre.
Desde entonces, circula la leyenda urbana de que el árbol del vampiro no puede ser eliminado, so riesgo de que este regrese de la muerte. Aún se encuentra en el panteón de Belén, protegido por unas altas verjas que impiden a los visitantes desafiar tan arraigado mito.
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