Para algunos de los estudiosos de la civilización Olmeca, las cabezas colosales son un misterio insondable. En los estados Veracruz y Tabasco, en México, se asentaba el antiguo territorio Olmeca y es allí donde han aparecido diecisiete cabezas de piedra, colosales y pesadas estructuras que llaman la atención de curiosos, turistas y científicos.
Para algunos de los estudiosos de la civilización Olmeca, las cabezas colosales son un misterio insondable.
En los estados Veracruz y Tabasco, en México, se asentaba el antiguo territorio Olmeca y es allí donde han aparecido diecisiete cabezas de piedra, colosales y pesadas estructuras que llaman la atención de curiosos, turistas y científicos.
¿Cómo pudieron ser transportadas estas gigantescas estructuras sólidas si en el lugar donde se erigen no existen piedras naturales de similar tamaño?
Los grandes bloques de basalto volcánico fueron trasladados a través de más de cien kilómetros desde los montes Tuxtlas, y luego movidos por el río, en espaciosas balsas. Al menos eso refiere la hipótesis más difundida y considerada oficial, aunque es una idea discutida hasta ahora.
El caso de las cabezas colosales Olmecas sigue intrigando a muchos. Son demasiadas las preguntas y pocas las respuestas convincentes que aportan la ciencia y la historia.
Otros investigadores, menos ortodoxos, creen que los Olmecas recibieron ayuda extraterrestre, lo que impulsó su desarrollo tecnológico y cultural, extendido luego a las civilizaciones Maya y Azteca. Según las versiones de estos estudiosos, las cabezas gigantes Olmecas parecen esperar la llegada de dioses caídos del cielo en tiempos antiguos.
Otro punto de duda es la forma de las cabezas colosales Olmecas. Algunos dicen que muestran gobernantes; otros dicen que representan personas con alguna malformación congénita —quizás con Síndrome de Dawn—
Pero las versiones no se detienen ahí. Otro grupo afirma que las cabezas colosales Olmecas presentan facciones negroides, orientales y caucasianas, lo cual parece una locura en la antigua Mesoamérica, sin contacto con otros continentes hasta que Colón y sus seguidores llegaron desde Europa, mucho después.
Algo no se ajusta del todo. Las cabezas colosales Olmecas siguen allí, llenas de misterio y provocando la duda. Algunas de las figuras Olmecas, talladas en muros de ciudades indígenas, ofrecen algunas pistas y demuestran —dicen los seguidores de la tendencia pro extraterrestre— la conexión con seres de otro mundo, incluso, la representación de trajes espaciales y complicados aparatos tecnológicos.
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