¿Acaso recuerdas algo que nunca sucedió? ¿Tomas una mentira como verdad y te lo crees por mucho tiempo? ¿Alguna vez te has sentido convencido(da) de algo y, al cabo de cierto tiempo, descubres que lo sabías todo al revés?
¿Acaso recuerdas algo que nunca sucedió? ¿Tomas una mentira como verdad y te lo crees por mucho tiempo? ¿Alguna vez te has sentido convencido(da) de algo y, al cabo de cierto tiempo, descubres que lo sabías todo al revés?
En esos casos no te preocupes, no se trata de una enfermedad. Quizás estés experimentando lo que se ha dado en llamar “efecto Mandela”. ¿Curioso, verdad?
Así se le nombró en 2010 a esas comunes confusiones colectivas. Sucedió durante uno de los períodos de enfermedad del sudafricano Nelson Mandela.
La creencia más arraigada hacía suponer que Mandela había muerto en prisión, durante la década de los 80 del siglo pasado. Era, por supuesto, una creencia errónea, pero muy arraigada.
En realidad, Mandela sufrió largos años de prisión, pero fue liberado en 1990 y falleció mucho después, en 2013.
Muchos en el mundo “aseguraban” incluso recordar los funerales de Mandela, hacía más de dos décadas en el pasado, supuestamente transmitido por televisión. Era toda una construcción del recuerdo.
El término “efecto Mandela” se le debe a la consultora de asuntos paranormales Fiona Broome quién acuñó el concepto para explicar este asombroso olvido colectivo alrededor del sudafricano.
El efecto Mandela ha sido objeto de estudio y comentario. Incluso se ha llegado a afirmar que los efectos de esos olvidos colectivos responden a cambios en la historia producidos por viajeros en el tiempo (que al viajar hacia el pasado modifican la historia de manera más o menos sutil).
Otra teoría afirma que el efecto Mandela es producido por ataques satánicos de carácter espiritual estrechamente vinculados a la magia negra y la brujería. Estas teorías, muy llamativas, hasta escandalosas, no han podido ser comprobadas.
¿Qué dice la ciencia sobre el efecto Mandela?
Los psicólogos mencionan que el efecto Mandela puede ser explicado a través del concepto memoria y como inciden en ella los efectos sociales. Particularmente, el concepto asociado al tema sería el de memoria falsa. No es nada nuevo.
Es habitual que personas —y sociedades enteras— recuerden erróneamente eventos que no han sucedido o que sucedieron de otra manera, bajo otras circunstancias. La distorsión del recuerdo es normal en individuos y grupos humanos.
Hay experimentos y paradigmas como el Deese-Roediger-McDermott que incluye una lista de palabras entre las que se incluyen elementos relacionados como “cama”, “colchón” o “almohada”, lo que hace reconocer, de manera falsa, la existencia de términos como “dormir” o “sueño”.
El asunto de los recuerdos falsos es muy polémico, tanto que, por ejemplo, en varios países y estados de los Estados Unidos han cambiado procedimientos penales de identificación visual de sospechosos.
La memoria, está demostrado, no solo implica recuerdos, sino también reconstrucción.
Gracias a internet y a los grupos de foristas en redes sociales, se ha popularizado el término efecto Mandela. Actualmente se propagan miles de ejemplos y casos de olvidos colectivos o reescrituras de la historia hechas por grandes grupos humanos.
Hay quien sugiere, incluso, que el efecto Mandela es, en realidad, muestras, briznas del recuerdo de otras realidades paralelas a la nuestra. Otros opinan que nuestro mundo es un software imperfecto —al estilo Matrix—, lleno de bugs que terminan siendo lo que identificamos como efecto Mandela.
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