La paciente de nombre Gloria Ramírez nacida el 11 de enero de 1963, llegó a la sala de urgencias del Hospital General de Riverside (Estados Unidos) a las 8:15 de la noche, nadie imaginaría lo que iba a suceder.
Parecía un caso de emergencia como otros, crítico y estresante como suelen serlo.
La paciente de nombre Gloria Ramírez nacida el 11 de enero de 1963, llegó a la sala de urgencias del Hospital General de Riverside (Estados Unidos) a las 8:15 de la noche, con síntomas de problemas respiratorios (falta de aire, incapacidad para poder controlar la respiración a voluntad), palpitaciones aceleradas del corazón (taquicardia), desesperación y desorientación. Era el 19 de febrero de 1994.
Lejos estaba cualquiera de imaginar que esta paciente, con su sola presencia, afectaría la salud de más de veinte trabajadores del hospital, causándoles serias complicaciones, y ganando así el sobrenombre de “la mujer tóxica” por los medios de comunicación (“the toxic lady” en inglés), pues aparte de que ella misma se sentía desesperada sin saber lo que le estaba ocurriendo, empezarían una serie de acontecimientos extraños.
Gloria Ramírez era un ama de casa de origen mexicano, madre de dos niños, residente en Riverside (California, Estados Unidos), que trabajaba como voluntaria en una escuela primaria. La desgracia se había ensañado con ella. Gloria padecía cáncer de cuello uterino en estado avanzado. Era casi una sentencia de muerte.
“La mujer tóxica” llegó a la sala de emergencias y los médicos le suministraron, primero, algunos sedantes (diazepam, midazolam y lorazepam) para calmar la desesperación que estaba sintiendo por los síntomas que estaba padeciendo. Luego, cuando comenzó a responder positivamente al tratamiento, intentaron desfibrilar el corazón (terapia mediante la aplicación de un choque eléctrico de corriente continua para conseguir revertir distintos trastornos del ritmo cardíaco). Fue entonces cuando comenzó el misterio.
El personal que la atendía pudo ver cómo un brillo aceitoso cubría el cuerpo de Gloria Ramírez , y comenzó a notar un olor, muy similar al del ajo, que supusieron salía de la boca de la mujer.
Varios médicos comenzaron a sentir debilidad, mareos, y algunos incluso cayeron al piso como moscas, desmayados.
Susan Kane, una enfermera, cuando intentó extraer sangre del brazo de Gloria Ramírez, olió en la jeringa algo que luego describió como amoníaco. No pudo continuar lo que hacía, y le pasó la jeringuilla a Julie Gorchynski, una médico residente, que informó, asustada, que partículas de color amarillento flotaban en la sangre.
La enfermera Susan Kane fue la primera en desmayarse, tuvieron que sacarla de la habitación. A los pocos minutos, Gorchynski sintió náuseas tan fuertes que abandonó la sala para intentar reponerse en el pasillo.
Algunos colegas se acercaron para preguntarle si se encontraba bien, y sin poder contestar rodó desmayada por el suelo, presa de fuertes convulsiones.
También Mauren Welch, un terapeuta respitarorio, cayó desmayado en la sala de urgencias; fue el tercero.
Sin saber qué sucedía exactamente, pero ante la gravedad de la situación, los encargados del hospital decidieron evacuar de forma inmediata a todos los pacientes de la sala de emergencias hacia el estacionamiento del centro.
Solo unos pocos médicos, quienes lograron resistir el extraño efecto provocado por “la mujer tóxica”, permanecieron en la estancia intentando estabilizar a la paciente.
Sin éxito, porque 45 minutos luego de la desfibrilación, a las 8:50 de la noche del 19 de febrero de 1994, Gloria Ramírez murió a causa de un fallo renal, relacionado con el cáncer de cuello uterino que padecía.
En total fueron 23 los trabajadores del hospital que experimentaron la toxicidad de esta mujer. Luego de atenderla padecieron apneas (interrupción de la respiración), hepatitis, pancreatitis, temblores y hasta necrosis vascular.
¿Cuál era la causa de aquel fenómeno?
Días después de que un equipo de patólogos especializado en el manejo de materiales peligrosos realizara la autopsia, el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore presentó una hipótesis.
Los investigadores dijeron que muy probablemente Gloria Ramírez usara dimetil sulfóxido (DMSO) como remedio casero para combatir el dolor. Esta sustancia es un disolvente en forma de gel que se unta sobre la piel y huele a ajo, lo cual coincide con la sustancia aceitosa sobre el pecho de la paciente y el olor que detectaron los médicos en el salón.
Según la hipótesis del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore el dimetil sulfóxido se acumuló en el cuerpo de Gloria Ramírez debido a la obstrucción renal, y se transformó en dimetil sulfona (DMSO2) cuando los paramédicos suministraron oxígeno a la mujer.
Las descargas eléctricas de la desfibrilación terminaron por hacer reaccionar la sustancia y convertirla en sulfato de dimetilo (DMSO4), un poderosísimo gas venenoso.
Quienes quedan expuestos a este gas sufren síntomas que coinciden con los que presentó el personal médico afectado por la cercanía de Gloria Ramírez.
Así que los medios de comunicación acertaron cuando le otorgaron a Gloria Ramírez el sobrenombre de “la mujer tóxica”, durante la cobertura de este extrañísimo suceso.
No obstante, aunque la hipótesis del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore pueda parecer una explicación satisfactoria, lo cierto es que no se sabe, en realidad, cómo el dimetil sulfóxido pudo transformarse en sulfato de metilo y ese es el misterio.
Además, este último debió de dejar algún rastro, y durante la autopsia no se encontraron sustancias tóxicas en el cuerpo de Gloria Ramírez.
Estas sombras en la historia oficial permitieron el surgimiento de otras hipótesis, pero nada de eso se ha comprobado y son solo ideas al azar sin fundamentos, quizás para darle incertidumbre al caso. Lo cierto es que la posible explicación química de este incidente está empezando a aparecer en los libros de texto de ciencias básicas forense y los autores opinan que, aunque existen algunas debilidades, el escenario postulado es "la explicación más científica hasta la fecha", y que "más allá de esta teoría, ninguna explicación creíble jamás se ha ofrecido para el extraño caso de Gloria Ramirez".
Luego de dos meses de estudio, el cuerpo de Gloria Ramírez en estado de descomposición fue enterrado en el Olive Wood Memorial Park, en una tumba sin nombre. Lo que sí no se ha podido enterrar aún, ni siquiera por el paso de los años, es el misterio que envuelve su muerte y la intoxicación de los médicos que la atendieron.
Su caso ha inspirado historias de programas televisivos dedicados a explorar el campo de lo paranormal (como “Expedientes X” y “Weird or What?”), y otros que recrean el mundo de la medicina y la ley (como “Anatomía de Grey”, “Los nuevos detectives” de Discovery, el segmento "Stink Bomb" del filme de animación “Memories” y “La Ley y el Orden”).
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