La telequinesis, telequinesia, telekinesia o telekinesis es, en el marco de la parapsicología el fenómeno consistente en el desplazamiento de objetos mediante una acción a distancia sin la intervención de ningún medio físico conocido.
¿Y si alguien te dijera que puede mover objetos sólo con la fuerza de su pensamiento? Quizás creerías que se trata de una broma de mal gusto o, simplemente, de un loco que ha visto demasiadas películas de ciencia ficción y fantasía.
Sin embargo, desde hace muchos años —más de un siglo, según lo documentado— se habla en serio de este fenómeno que, desde las ciencias de la parapsicología y lo paranormal, se ha dado en llamar telequinesis. Es un término que proviene de un vocablo griego y que, en resumen, podría significar “movimiento” y “lejos”.
Durante muchos años, al menos dos décadas, los científicos de la Unión Soviética siguieron de cerca el caso misterioso de Nina Kulagina (30 de Julio de 1926 - abril de 1990), a quien se le reconocían potentes poderes psíquicos.
Nina Kulangina |
En los años sesenta del siglo pasado, el gobierno soviético divulgó videos de Kulagina ejerciendo sus poderes de telequinesis. Muchos científicos occidentales —y también algunos rusos— la consideraron una tramposa, mientras otros dieron por ciertas sus habilidades.
En los videos se podía observar a Nina Kulagina (cuyo nombre de nacimiento fue Ninel Sergeyevna Kulagina) separando huevos rotos, sumergidos en líquido —agua, presuntamente— y separando las claras de las yemas. Durante el proceso los científicos pudieron documentar cambios físicos en la psíquica rusa: alteraciones dramáticas del ciclo cardíaco y modificaciones en las ondas cerebrales y el campo magnético.
En otro de los experimentos, Nina Kulagina, desde dentro de una jaula metálica que le impedía usar impulsos electromagnéticos, era capaz de separar un fósforo marcado de entre muchos otros que se encontraban debajo de una campana de cristal.
En las entrevistas realizadas por los científicos que estudiaban el caso, Nina Kulagina indicaba que quizás había heredado los poderes de su madre. Esta última, cuando se enojaba, podía mover objetos sin tocarlos, aseguraba la hija.
Kulagina necesitaba afrontar un tiempo de meditación para poder ejercer la telequinesis. Cuanto estaba lista, le surgía un dolor agudo en la columna vertebral y su visión disminuía, se hacía borrosa. En días tormentosos no podía ejercer sus poderes.
Según pruebas realizadas por especialistas en Leningrado —hoy San Petersburgo (Rusia)—, Kulagina fue capaz de acelerar primero y detener después los latidos del corazón de una rana de laboratorio.
Hoy muchos de los detractores de lo paranormal argumentan que el caso de Kulagina es totalmente falso, y solo estuvo impulsado por la disputa científica propia de la Guerra Fría, que también se extendió al campo de lo psíquico, y no solo de lo espacial o militar directamente.
Mientras tanto, los parapsicólogos están de acuerdo en afirmar la existencia de algo que llaman “fuido psíquico”, algo así como una especie de energía que proviene de la actividad cerebral intensa y que, teóricamente, puede afectar la materia.
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buen articulo
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