Aquí les contamos sobre Cegua, una leyenda interesante.
Latinoamérica es una zona plagada de mitos y leyendas llenos de folclor, enriqueciendo la cultura. Y la leyenda de la llamada Siguanaba, Cegua o Tzegua (dependiendo del país donde se cuente), es uno de esos relatos que persiste en el imaginario colectivo y si no lo conoces, nosotros te lo contamos.
Aunque esta historia varia un poco, según la región, hay una cosa en la que siempre se coincide: la Cegua es descrita como una mujer hermosa y seductora que usa un vestido blanco largo y un sombrero grande que cubre su rostro. Sin embargo, cuando un hombre se acerca a ella, su rostro se transforma al de un caballo espeluznante con la carne putrefacta, causando que se vuelvan locos aquellos que la ven. Se dice que, este espectro se les aparece a los hombres infieles, trasnochadores y alcohólicos con la intención de castigarlos. En otras versiones, se afirma que la Cegua se les presenta a los varones, para proteger a las mujeres de los peligros de la noche.
El nacimiento de este aterrador ser, parece que se remonta al relato de una bella mujer. La cual, estaba felizmente casada, pero, por su gran atractivo era asediada constantemente por los hombres de su pueblo, a los que rechazaba sin dudar. Pero, un día un joven muy apuesto logró conquistar su corazón y comenzó a ser su amante, pensando que su marido jamás se daría cuenta. Desgraciadamente, aquel amorío llego a oídos del esposo de la Cegua y este, se volvió loco de celos; asesinando al amante de su esposa, para posteriormente atar a la bella mujer a un caballo, montando él al animal para hacerlo correr y arrastrar a su conyugue. Es así, como se cuenta que todos en aquel pueblo escucharon los horribles lamentos de ayuda y desesperación, hasta que, simplemente dejaron de escucharlos.
Es por lo anterior, que la Cegua, al haber sido arrebatada de su vida de esa forma tan violenta por un hombre, es que ahora busca venganza en forma de advertencia a otros hombres. La historia de la Cegua se ha transmitido de generación en generación, y ha sido utilizada como una forma de advertencia, para que los hombres se comporten con respeto hacia las mujeres. Así que, ya saben chicos, pórtense bien.
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