En 1930 Joe Labelle, un cazador de pieles muy conocido en el pueblo, descubrió que todos los aldeanos se habían ido...
Los Inuit, también conocidos como esquimales, han habitado las regiones del Ártico durante miles de años, sobreviviendo en uno de los entornos más inhóspitos del planeta. Eran cazadores y pescadores expertos, con una cultura rica y adaptaciones únicas al clima extremo. Angikuni era uno de estos pequeños pueblos, habitado por un número reducido de personas que llevaban una vida tradicional basada en la caza, la pesca y la recolección. Sin embargo, un día de noviembre de 1930, este pequeño pueblo aparentemente desapareció sin dejar rastro.
El misterio comenzó cuando Joe Labelle, un cazador de pieles canadiense, llegó al asentamiento en busca de refugio. Al acercarse al pueblo, notó un extraño silencio. En lugar del bullicio normal de un asentamiento inuit, encontró un silencio sepulcral. Cuando exploró más, se dio cuenta de que no había nadie en el pueblo. Las tiendas de campaña estaban intactas y las pertenencias personales de los habitantes, como ropa, herramientas y armas, estaban esparcidas por el lugar, como si hubieran sido abandonadas apresuradamente. Según algunos relatos, incluso encontró comida cocinándose sobre los fuegos, como si los habitantes hubieran dejado todo en medio de sus actividades diarias. Sin embargo, no había señales de lucha ni indicios de lo que podría haberles sucedido. Preocupado, Labelle informó a la Real Policía Montada de Canadá, que inició una investigación en el área.
La policía, al inspeccionar el asentamiento, descubrió otra extraña anomalía: las tumbas del cementerio del pueblo habían sido abiertas, y los cuerpos habían desaparecido. Algunas de las teorías que las autoridades propusieron a la desaparición de este pueblo, fueron muy variadas; desde que los habitantes del pueblo decidieron abandonar el asentamiento debido a condiciones adversas, como la escasez de alimentos o el cambio en las rutas de caza, ataques de animales o incluso, se sugirió la posibilidad de una intervención sobrenatural, como la abducción por parte de seres de otro mundo.
A pesar de las investigaciones y el tiempo transcurrido, la desaparición de los habitantes de Angikuni sigue siendo uno de los grandes misterios de la historia canadiense. Aunque algunos han intentado desmentir la historia como una exageración o un mito, el relato ha perdurado en el imaginario popular y sigue siendo un tema fascinante para quienes exploran los enigmas históricos.
COMENTARIOS