Nacida en 1900 en Chihuahua, Pachita es una de las chamanas más famosas de México.
La figura de Pachita, una de las chamanas más enigmáticas de México, ha trascendido en el tiempo por su supuesta habilidad para realizar "cirugías místicas". Durante la segunda mitad del siglo XX, Pachita cautivó a muchos con sus rituales de sanación, que combinaban misticismo, espiritualidad indígena y prácticas chamánicas. Pero, ¿quién fue esta mujer? Pachita, cuyo verdadero nombre era Bárbara Guerrero, nació en 1900 y vivió hasta 1979. Pese a que sus primeros años son poco conocidos, la fama de Pachita comenzó a crecer en la década de 1960 en la Ciudad de México, cuando empezó a realizar curaciones y "cirugías psíquicas". Personas de todas las clases sociales acudían a ella en busca de remedios para problemas físicos, emocionales y espirituales que, según aseguraban, la medicina tradicional no podía resolver.
Pachita decía que su capacidad para sanar provenía de un espíritu ancestral, el espíritu del emperador azteca Cuauhtémoc, quien la guiaba en su labor. Según su relato, este espíritu se manifestaba en ella durante las sesiones de curación y le otorgaba la sabiduría para realizar las intervenciones quirúrgicas. En estas “operaciones”, Pachita utilizaba un cuchillo rústico o un pedazo de vidrio, que para muchos observadores no parecía ser más que una herramienta rudimentaria. Sin embargo, sus seguidores afirmaban que, bajo su influencia mística, estas herramientas se convertían en instrumentos quirúrgicos capaces de remover tumores, sanar órganos e incluso realizar trasplantes de órganos espirituales.
El procedimiento era simple en apariencia, pero impregnado de misticismo: Pachita entraba en trance y aseguraba estar guiada por el espíritu de Cuauhtémoc. Una vez en este estado, realizaba cortes en el cuerpo del paciente sin el uso de anestesia ni desinfección aparente, pero, según testimonios, el paciente no sentía dolor. Luego, Pachita introducía sus manos en las heridas, removía "material" que identificaba como el origen del malestar y sellaba las heridas con toques o incluso de manera simbólica. Para los presentes, estos actos no tenían explicación científica, pero muchos afirmaban haber experimentado mejoras significativas en su salud.
Numerosos testimonios de personas que fueron atendidas por Pachita contribuyeron a su leyenda. Se decía que había curado desde enfermedades crónicas hasta casos de cáncer. Entre sus seguidores más notables se encontraba el famoso psiquiatra y escritor mexicano Jacobo Grinberg-Zylberbaum, quien investigó y documentó las prácticas de Pachita. Grinberg fue un estudioso de la relación entre la conciencia y la realidad, y estaba convencido de que Pachita tenía un conocimiento extraordinario sobre el cuerpo y la mente humana, que desafiaba las explicaciones convencionales.
En su libro "Pachita", Grinberg relata sus experiencias al observar las "cirugías" de la chamana y describe cómo, en algunas ocasiones, era testigo de lo que parecía ser la materialización o transformación de órganos dentro del cuerpo de los pacientes. Estas experiencias lo llevaron a desarrollar teorías sobre el "campo sintérgico", un concepto que exploraba la relación entre la conciencia, la energía y la creación de la realidad. A pesar de los relatos de sanaciones, la comunidad científica siempre mostró escepticismo. Para muchos médicos y científicos, las cirugías de Pachita no eran más que un efecto placebo, o un ejemplo de sugestión colectiva, donde la fe de los pacientes jugaba un papel central en su aparente recuperación.
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