Vengo de una familia de brujas, a lo largo de mi vida he aprendido el arte de la magia blanca y algo de la negra, he oído y he escrito cientos de nuevas y viejas pociones, he escuchado historias buenas y malas alrededor de lo que se puede hacer con la hechicería, estos son secretos que debo guardar y luego solo pasarlos a mi primera descendiente. Son secretos de familia que por ningún motivo deben ser revelados.
Vengo de una familia de brujas, a lo largo de mi vida he aprendido el arte de la magia blanca y algo de la negra, he oído y he escrito cientos de nuevas y viejas pociones, he escuchado historias buenas y malas alrededor de lo que se puede hacer con la hechicería, estos son secretos que debo guardar y luego solo pasarlos a mi primera descendiente. Son secretos de familia que por ningún motivo deben ser revelados.
Pero esta historia me tiene consternada, no la puedo sacar de mi cabeza y necesito escribirla para que las próximas generaciones que me han de suceder no cometan los mismos errores. Hace apenas dos años a mi madre un embrujo le salió mal, un hombre del pueblo se acercó a ella pidiendo ayuda porque su sombra en el día y en la noche lo tenía atormentado, la muy traviesa no descansaba ni siquiera en esos momentos donde no hay luz y esta no puede ser proyectada, la sombra de este sujeto no era igual a las demás era como si tuviera vida propia, hacía lo que se le antojaba y siempre estaba un minuto exacto adelantada a los movimientos de su dueño.
El sujeto fue en busca de ayuda y escuchando a otras personas decidió visitar a una bruja que pudiera solucionar su situación. El caldero empezó a hervir con los ingredientes que mi madre iba colocando dentro. Unas pizcas de cúrcuma, para darle buen sabor, un poco de alas de mariposa azul para llamar a la tranquilidad, esencia del aliento de ángel, para calmar el mal de la sombra, y un pellizco de azafrán, que fue el detonante de la mala reacción del brebaje. Mi madre pensó que en este caso serviría para darle paz a la sombra, pero lo que realmente ocurrió es que ésta se desprendió del cuerpo humano y empezó a tener autonomía.
El hombre sin entender qué es lo que había salido mal, simplemente empezó a desvanecerse y la figura empezó a cargarse con la energía que iba dejando el hombre al que alguna vez había pertenecido y al que bien o mal estuvo atada por 40 años. Ahora la sombra se había llenado de los malos pensamiento del humano, se cargaba de las energías negativas del que hasta hace poco había sido el que lo controlaba.
Salió por la ventana, sin que mi madre pudiera hacer nada, salió al pueblo a cometer fechorías, por un tiempo pasó oculta, y las brujas de mi familia comenzaron a trabajar en una poción que solucione el inconveniente. La sombra robó, mató y lastimó a varias personas, hasta una oscura noche de invierno donde 10 brujas fuimos las responsables de atar con un cordón de sombras al malhechor. Esta fue mi primera práctica en la familia, desde ese día estoy aprendiendo las artes de la hechicería.
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Me encantó el cuento, muchas gracias, este estilo literario es uno de mis favoritos!
ResponderEliminarEnvidio sanamente la imaginación para crear estos relatos..
ResponderEliminarMuy bueno! Dicen que la práctica hace al brujo :) Un abrazo amigo (h)
Muy entretenido, las historias de brujas me gustan mucho..Saludos
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