Un lugar existe cuya leyenda, en vez de hablar de fantasmas y apariciones, hace alusión al mismísimo diablo: se trata del Castillo de Orava, localizado en Eslovaquia, y que se considera uno de los más grandes de este antiguo y maravilloso país. Aunque la edificación como tal data del siglo XIII, se cree que el sitio donde se erige actualmente fue hogar de otros pueblos, incluso en la prehistoria.
Un lugar existe cuya leyenda, en vez de hablar de fantasmas y apariciones, hace alusión al mismísimo diablo: se trata del Castillo de Orava, localizado en Eslovaquia, y que se considera uno de los más grandes de este antiguo y maravilloso país. Aunque la edificación como tal data del siglo XIII, se cree que el sitio donde se erige actualmente fue hogar de otros pueblos, incluso en la prehistoria.
Esta fortaleza es una mezcla compleja de estilos, desde un románico, pasando por el gótico, el renacentista y el barroco, hasta llegar al romanticismo, fenómeno que obedece a todas luces a las distintas reformas de que fue objeto a lo largo de los siglos. Pero su rasgo más notable consiste en haber sido construida sobre un gran acantilado, lo que le da un aspecto impresionante.
Probablemente esta rara ubicación sea la razón por la cual, a través del tiempo, se haya tejido una leyenda muy interesante, donde Lucifer, como en toda historia noble que se respete, termina siendo derrotado.
Según se cuenta, arribó un día a la región de Orava un hombre de nombre Marek, quien, de tan impactado por aquel peñasco sobre el río, tomó la decisión de construir allí un castillo a como diera lugar. Y el diablo, que siempre anda acechando, se personificó con afán de negociar.
La respuesta no se hizo esperar: el diablo debía hacer la fortaleza en 7 días con sus 7 noches. De cumplir, obtendría un alma más para su colección cuando Marek alcanzase los 77 años.
Mucho trabajó y en las más difíciles condiciones, trayendo piedras de lugares lejanos. Arrepentido Marek, al ver los progresos del constructor, rezó a Dios por su ayuda, de tal suerte que cuando Lucifer estaba a punto de colocar su última roca pudo escuchar el canto del gallo anunciando el alba del octavo día.
Y tanto se enojó el malévolo que lanzó la roca con mucha rabia y allí mismo quedó encajada, por lo cual desde entonces se le bautizó como la Roca de Marek.
El Castillo de Orava finalmente ha servido a los propósitos del bien: sus estancias albergan una serie de colecciones importantes para la historia y las ciencias naturales eslovacas, aunque, sin dudas, la mayor pieza museable es precisamente esta antigua e imponente fortificación, símbolo humano de otra gran derrota para el diablo.
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Fascinante, me encanta viajar con vos ! Gracias por compartir la historia....
ResponderEliminarPor un pelo... Interesante historia.
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